A lo largo de los años me han dado a entender que ser una persona nostálgica era una mala cualidad. Que vivía en el pasado y me arraigaba a él como una piedra ardiente que quema pero no puedes soltar. Reflexionando acerca de lo importante de la vida, de la pena de marcharse o cumplir un recorrido y ponerle punto final, me fijé en que los recuerdos eran lo que más nos importaba perder. A la hora de la verdad, perder aquello que habíamos vivido resultaba ser uno de los peores escenarios en los que encontrarse. Con alguna que otra lágrima asomando a la orilla de los ojos, no había peor pesadilla que esa vuelta de no retorno. Esa idea acechante de un posible futuro estando con uno mismo y que el reflejo que te salude sea el de un extraño, uno que nunca vivió ni sintió nada más allá de aquel preciso instante.
Soy una fanática de los recuerdos. La memoria, la experimentación de la vida y su azar son temas que siempre me han llamado la atención. Temas sobre los que he escrito, investigado y reflexionado a lo largo de toda mi corta pero intensa vida. Me fascina como encapsulamos momentos, cómo hacemos nuestros pequeños fragmentos de tiempo; cómo cambian o se deterioran con el tiempo, a veces siendo más o menos honestos con nosotros mismos, pero siempre teniéndolos ahí.
No comprendo a todas aquellas personas que rechazan la nostalgia. Que se lamentan de recordar o de revivir su pasado. Regocijarse en lo vivido es señal de que hemos vivido bien. La melancolía nos señala que hemos disfrutado, hemos amado con pasión o extrañado sin consuelo. Recordar significa que la vida nos ha marcado, que nos ha dejado huella y ha valido la pena. Recordar también es crecer, es revivir con cariño una versión más antigua y diferente de ti misma. Es la magia de guardar y cuidar un pedazo de tu existencia. ¿Qué hay mejor que atesorar un momento así?
Encapsular esos instantes y reconocernos en lo que escogemos recordar… Si pienso con detenimiento sé apuntar algunos motivos. Soy esos ojos azules que un día me miraron con anhelo. Soy yo descubriendo el sabor de la ensaladilla de mi madre -que prepara con más encurtidos porque sabe que me gusta recordar ese sabor amargo tan característico. Soy las comidas que preparaba mi padre cada día con cariño y cada paso que recorrió por mi futuro. Soy la risa de mis amigas aquel día en un bar cualquiera del barrio sujetando mis dudas y alguna que otra lágrima. Soy cada noche de Fallas que decidí disfrutar hasta desfallecer. Soy la punzada que me recorrió el pecho al leer el libro de mi vida, la siesta que disfrutaba con mis gatos al sol cada tarde al llegar de clase o esa ciudad italiana que todos detestan y yo aún recuerdo con cariño. Soy aquella noche de marzo en la playa que cada año me recuerda lo que es amar algo especial, cada café nuevo que descubrió mi paladar hasta escoger el que le gusta o cada una de esas conversaciones de madrugada en las que el corazón expresó lo que le pesaba y lo hizo sangrar.
Somos todas aquellas cosas que nos han pasado, todo lo que hemos comido, todos los lugares a los que hemos viajado, todo lo que nos gusta y lo que no, lo que probamos y quienes conocemos. Somos cada conversación y cada silencio. Somos un conjunto de experiencias, de recuerdos, de instantes encapsulados en una memoria repleta de detalles. Una identidad tejida por pequeños fragmentos de una vida pasada y pendiente de descubrir.
Sentir nostalgia es el privilegio de saber que has vivido algo importante. Es la certeza de que el resto de tu vida también será recordada. Que cada momento será igual de importante que el siguiente. Que la prisa no ha invadido tu camino y estás dispuesto a parar. Añorar un momento pasado es disfrutarlo dos veces, es querer seguir viviendo pese a la melancolía que nos tiñe, es sentir mientras se te acelera el aliento y saber que cada instante, por pequeño e insignificante que fuese, valió la pena.
Como ama un artista
Amar es un concepto diferente para cada persona. Para unos es sentir atracción por alguien, para otros implica verse en ojos ajenos. En una conversación distraída, de esas en las que sale a colación el amor como un tema de sobremesa, me di cuenta de la abismal diferencia que existía entre los presentes, de lo distinto que era el mundo que compartíamos. …
Disfrute tanto esta lectura es demasiado hermosa! me has dejado con mil lágrimas en los ojos de tantas emociones y palabras tan preciosas que me haz hecho sentir. Amo vivir y disfrutar cada instante gracias por hacer mi día tan lindo 🤍
Me encantó mucho tu escrito. Escribes desde el corazón <3