Era rica y no lo sabía
"Ellas completan a la perfección todo lo que alguna vez pensé sobre la amistad."
A lo largo de este mes se han sucedido una serie de acontecimientos que me han hecho ser consciente de lo valiosa que es la compañía. No es la primera vez que reflexiono sobre este tema, siempre ha sido una constante en mi día a día, pero no ha sido hasta hace poco que ese click se ha despertado en mi cabeza y me ha susurrado a la oreja “no sabes lo que tienes de verdad”.
Esta carta empezó como una vaga idea de todo aquello que quería valorar más, de todo aquello por lo que me sentía agradecida. La empecé en un torbellino de emociones, dudando de cada una de mis decisiones, de las duras, de las buenas, de las supuestamente correctas que te desgarran por dentro a cada día que pasa, y que cada vez te cuesta más mantener. Empezó así, hasta que me llegó aquel mensaje escueto, conciso, como una pequeña ráfaga de aire que me permitió respirar: “todo irá bien”. Entonces, me acordé de ellas. De esa semana. De ese mes. Me acordé de las chicas que me habían escuchado, me habían apoyado, me habían animado y sostenido cuando la vorágine solo parecía aumentar. Y quise hablar sobre ellas.
Son cuatro. Un número par perfecto que me acompaña cada día como el mejor múltiplo que pudiera existir. Estuve dándole vueltas a cómo podría definirlas y se me ocurrió presentarlas por lo que son, por todo aquello que las hace únicas.
L. ya apareció en este blog con antelación, y ha sido —y es— una de las mayores razones por las que a día de hoy este espacio sigue existiendo. Amante del arte y los animales, dibuja trazos únicos, siempre lleva un cuaderno encima y su famoso ticket de los cafés con el que me ha salvado la vida varias veces. Una mente creativa, muy expresiva, con mucho carácter y una gran entereza, no hay viento que la tumbe ni la mueva. Si cree en algo lo defenderá con uñas y dientes, pero siempre tendrá en cuenta tu opinión y no existirá nadie que te escuche como ella. Muy considerada con todo el mundo, siempre está dispuesta a más, aún cuando el resto se haya ido, rendido o lo haya dado por suficiente. No nos vemos mucho, pero siempre consigue que me ría como si fuese una niña otra vez, que me olvide de todo lo que me preocupa y viva el momento.
H. es mi otra mitad. Nos conocimos de imprevisto, en una fiesta de graduación que no prometía cambiarme la vida, pero lo hizo. Honesta, soñadora y muy decidida, una fuente de ideas infinita. Es un culo inquieto de manual, nunca deja de moverse, de desarrollar proyectos —todos muy buenos—, podría asemejarse a la app de notas si fuera real. Tiene una voz preciosa, es una apasionada de la música y la moda que no conoce lo que significa la palabra parar, no existe en su vocabulario. Sus conversaciones son mi lugar seguro y el salto de fe que muchas veces necesito dar. A veces, pienso que somos la misma moneda, una cara, otra cruz. Si me hubieran clonado sin duda el resultado sería ella.
Lr. es un regalo que envolvieron en papel rosa y un contexto italiano para mí. Coincidimos en una clase de pintura en pleno centro de Milán, y el resto es historia. Si el amor fuera una persona, para mí lo sería ella. Es un ser de luz, un trozo de pan, aquella persona que siempre piensa en los demás y se niega a creer que la maldad existe. Tiene el corazón más grande que conozco, pero no le faltarán agallas para defenderte y decir lo que piensa. No deja de superarse cada día, si crees que no puedes ella te demostrará que si es posible. Y por si fuera poco siempre está ahí, llueva, nieve o truene, nunca se va. Hacer el ridículo con ella es realmente fácil, puedes simplemente ser. Nunca olvidaré nuestras clases de italiano, el chocolate caliente, la carbonara en un terraza y aquella pronunciación dudosa que tanto nos costó perfeccionar.
Y por último, pero no menos importante, está I. mi constante vital. Ya van años juntas, la conocí con los dientes de leche y unas gafas de pasta horribles. Pasamos de las tardes en el parque jugando a la pelota, a reír y llorar con un café entre manos en medio del centro de la ciudad. Es la persona más graciosa que conozco, siempre sabe como sacarme una carcajada de dentro, incluso en los peores días. Con ella tengo filtro cero, siempre decimos lo que pensamos y por muy fuerte que sea la otra nunca se llegará a asustar. No conoce la vergüenza, es la más alocada de las cuatro. Muy ingeniosa, de ideas descabelladas y realmente auténtica. Su piel destila estilo, nadie es capaz de vestir mejor que ella, brilla como una joya en cualquier lugar. Un alma encantadora que siempre está ahí, aún cuando la vida se le retuerce y no puede más, no hay nadie que se esfuerce más que ella.
Cada una es diferente —aun siendo luchadoras y con un carácter que movería montañas—, pero todas tienen cualidades y una forma de ver la vida única y especial. No se parecen mucho, aunque estoy segura de que podrían ser grandes amigas.
Después de poner lo que pienso en palabras, de resumir toda una esencia en unas pocas frases, me doy cuenta de que cada una de ellas conforman una parte fundamental de mí. Sin ellas no sería quién soy. Ni ahora, ni nunca. Algunos pensarán que son pocas amistades, que es un número escaso para cada uno de los días del año, pero la realidad es que ellas completan a la perfección todo lo que alguna vez pensé sobre la amistad. Un grupo reducido, pero real y presente.
Siento que a veces no pensamos en todas aquellas personas que están a nuestro lado. Que el paso del tiempo nos ciega y no nos permite ver que en la costumbre también se encuentran personas por las que vale la pena parar y agradecer. Damos por sentado que aquellos a los que queremos, o que nos quieren, siempre estarán ahí, pero en mi caso no quiero que la vida me sorprenda de golpe y darme cuenta de que no supe cuidar a quien me cuidaba a mí.
Ellas son mi familia escogida, mis cuatro pilares. El premio que gané con el tiempo y me hizo rica de la forma más humana posible. Han sido las primeras en estar ahí, las primeras en hacerme ver la vida de un color diferente y eso es lo único que importa. Esa es la razón por la que hoy me siento en paz y decido dejarlas por escrito. Y es que a cada rato, cuando me encuentro en silencio con el sol golpeando mis esquinas, me gusta recordar que cuando todo acabe tendré el privilegio de poder decir que una parte de ellas se fue conmigo.
¿Quién te inspira día a día? ¿Por quién te sientes agradecido cada día?
Os leo en comentarios y a través de este mail.
Nos leemos. Entremiradas <3
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Un texto precioso que define la amistad y lo que conlleva 💖💖
Y te aseguro que estas personas sienten lo mismo hacia a ti 🤭🩷